Llegó Diciembre.
Invitaciones a todos lados, reuniones, reencuentros, fiestas,
intercambios, Navidad, fin de año. Panetón por montones. Y tú
esmerándote por seguir la dieta antes que empiece oficialmente el verano
-aunque realmente ya estamos en la cuenta regresiva- pero nada a tu
alrededor ayuda. Lo que te lleva a cuestionar si en verdad es posible
comer bien en Diciembre, y ya estás a una porción de panetón de decretar
que tu resolución de año nuevo será hacer dieta recién el 1ro de enero.
Pero antes que te des
por vencido y tires la toalla, tienes que saber que no tienes por qué
salirte de tu plan alimenticio ni dejar de soñar con un cuerpo caribeño,
basta con proponértelo y seguir estos tips y consejos para comer fuera
que te ayudarán a sobrevivir uno de los meses más calóricos del año.
CÓMO COMER FUERA ESTANDO A DIETA Y NO MORIR EN EL INTENTO
Es inevitable aceptar una invitación para un almuerzo o cena. ¿A quién no le gusta comer fuera? Pero
generalmente los restaurantes ofrecen alimentos grasosos y con
demasiadas calorías, y el tamaño de las porciones es proporcional al
tamaño de la cintura de la mayoría de comensales. Pero con tantas
calorías y el tamaño exagerado de las comidas que te sirven, mantener hábitos
saludables mientras se come fuera parece ser toda una contradicción. Pero no
tiene porque ser así si te armas primero con unas cuantas estrategias
inteligentes:
- Ten en cuenta el restaurante al que vas a ir, googlea su web y selecciona aquellos que ofrezcan un menú variado, donde es más probable que puedas encontrar alternativas saludables. Evita los buffets y los restaurantes de comida rápida.
- Nunca vayas con hambre a un restaurante, porque si llegas sin haber desayunado lo más probable es que elijas lo más contundente que haya porque vas a querer comerte hasta el plato del hambre. Come una fruta pequeña y toma un vaso de agua antes de salir de casa para que no termines devorando la canasta de panes apenas te la sirvan.
- Revisa y estudia el menú antes de pedir. Muchos restaurantes ofrecen opciones light que incluyen alimentos que son bajos en grasa. Pero ojo, a veces no todos los platos son lo que parecen, y lo que al principio crees que es saludable, es un lobo disfrazado de cordero, o una grasa disfrazada de "light". Por ejemplo, la pechuga de pollo hervida tiene muy poca grasa de manera natural, pero si está empanizada y encima te la sirven con alguna salsa espesa, ya no será la opción más acertada. La pasta puede ser una opción excelente si la pides con salsa marinara, pero si viene con salsa carbonara (salsa blanca con tocino), está cargada de grasa.
- En general, también debes evitar todo lo frito y aquellos alimentos que se saltean en mantequilla o aceite. Incluso las ensaladas, como la ensalada César suele tener mucha grasa debido a que están basadas en mayonesa. Entre las opciones más acertadas y con menos grasa se incluyen las sopas o caldos; las carnes magras, el pollo y el pavo, el pescado o carne, en general que sea a la brasa, hervido, a la parrilla o asado; y las salsas ligeras en lugar de las cremosas.
- Busca guarniciones como las verduras, y pregunta si pueden ser al vapor o a la plancha en lugar de salteadas con mantequilla. Pide una papa sancochada en lugar de puré, siempre pide pan integral para la canasta. Además pide siempre que el aliño para la ensalada te lo sirvan a parte, y pregunta si te pueden preparar la comida sin salsa.
- Una manera de combatir el tamaño de las porciones es pedir que te sirvan la mitad de un plato (o un tercio, si es necesario). Haz que el mesero retire tu plato en cuanto hayas terminado de comer –es fácil seguir comiendo aunque ya no tengamos hambre solo porque tenemos la comida delante. Y por supuesto, sáltate el postre.
- Modera el consumo de alcohol –las calorías del alcohol se acumulan rápidamente porque son las que menos se sienten.