viernes, 14 de octubre de 2011

La Verdad de las Bebidas Gaseosas (Refrescos)

Los refrescos o bebidas gaseosas son una de las cosas que primero se prohiben en las dietas. Es que su alto contenido de azúcar convierte a estos dulces líquidos en un potencial aliado para que el peso aumente y también otras complicaciones de la salud. De hecho, hay estudios sobre la relación de refrescos y obesidad que aseguran esto. Pero no todos: una investigación publicada recientemente en “Obesity Reviews” se permite dudar sobre este tema.
Este trabajo, titulado “Consumo de bebidas azucaradas y peso corporal: revisión sistemática y meta-análisis de estudios aleatorios” ha decidido repasar diez estudios recientes que planteen la incidencia de los refrescos sobre la obesidad. La conclusión fue que lo que afirman dichas investigaciones no es tan terminante como parece.
“Los resultados de los estudios que actualmente están a nuestra disposición no demuestran de manera concluyente que el consumo de bebidas azucaradas contribuyan decisivamente en la obesidad, como tampoco se demuestra que reduciendo el consumo de bebidas azucaradas se reduzcan los índices de masa corporal”, señala el trabajo que incluyó a profesionales como Mattes, Shikany y Kaiser, entre otros.
“Los efectos de consumo de bebidas azucaradas sobre un eventual aumento de peso son difíciles de determinar. Aunque diferentes voces claman por la existencia de una asociación directa en base a la literatura tradicional existente, lo cierto es que no existen prueba definitivas al respecto”, terminan por concluir los autores del estudio, despertando una vez más la polémica.
A su vez, indican los investigadores que existe en algunos científicos la tendencia de demonizar algunos productos, aduciendo quizás determinados intereses. Lo cierto es que la discusión está abierta. La pregunta es la siguiente: ¿Suprimir los refrescos de la dieta habitual o simplemente mantener un consumo moderado?

 Creo que es necesario que todas aquellas personas que no pueden vivir si tomarse una de estas sodas al día, deben conocer los riesgos a los cuales se enfrentan.

Es sabido que los refrescos no son la mejor opción para calmar la sed; pero este artículo refiere que la Coca-cola o bebidas similares como Pepsi, tienen una cuestión particular, ya que su composición no aporta ventajas nutritivas y por el contrario, puede significar una amenaza para la salud.

El artículo considera que la Coca-cola y otros refrescos pueden ser la causa de nuestro aumento de peso e incluso, de algunas enfermedades, tales como gastritis. Este primero, se caracteriza por poseer mucha cantidad de azúcar que la ingerimos casi sin notarlo, como si fuera un jugo más, inofensivo para la salud. Sin embargo, un vaso de Coca-cola aporta casi 90 calorías, y si dimensionamos la cantidad que ingerimos, estamos cerca de alcanzar el valor calórico de una comida principal con sólo ingerir 4 vasos de este refresco por día, sin que éste nos brinde vitaminas, minerales ni nutrientes importantes para el organismo.


 

Por otro lado, ya sabemos de su contenido en ácido fosfórico que impide la absorción del calcio y puede provocar una desmineralización de los huesos. Además, su contenido en cafeína no es insignificante, al igual que su influencia sobre el sistema nervioso central que puede causar un intoxicación con la misma por su consumo en exceso y sufrir insomnio, adicción, nerviosismo constante, entre otros efectos indeseados.

Incluso, el ph ácido de la Coca-cola es lo que muchos consideran un potente anticorrosivo que puede dañar la mucosa estomacal y producir enfermedades en la misma. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud considera que este refresco y otros similares, pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como obesidad y diabetes.
Cave resaltar que no estamos en contra de estos productos o similares, la idea es proporcionar al consumidor alguna información extra de qué alimentos se están ingiriendo y cuales son sus posibles consecuencia de existir un consumo exagerado.

Qué le pasa a tu cuerpo si bebes un refresco cada día durante mucho tiempo
En el momento que tomas un refresco, el azúcar y la cafeína corren por tus venas provocando un choque de energía similar al subidón que producen la drogas, después sufrirás el consecuente bajón; pero lo preocupante es lo que pasará al cabo del tiempo si esto se convierte en un hábito. El consumo de bebidas gaseosas azucaradas tiene importantes implicaciones en el desarrollo de enfermedades graves, tanto en la juventud como en la edad adulta. ¡Ojo con lo que bebes!
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En exceso, los refrescos provocan hipertensión, diabetes y obesidad.
Ganarás peso: Según un estudio publicado en 'The Lancet' , beber este tipo de refrescos aumenta, hasta por seis, el riesgo de padecer obesidad. Los resultados indican que el índice de masa corporal (IMC) aumenta por cada ración de este tipo de bebidas que consumen los niños.
'The Journal of the American Medical Association' también publicó un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard según el cual, el excesivo consumo de bebidas gaseosas azucaradas es el causante de el aumento brusco de la diabetes y la obesidad en Estados Unidos.
Este tipo de bebidas contienen gran cantidad de azúcar, aproximadamente nueve cucharaditas de azúcar en cada lata de 330 ml, con el agravante de la rapidez con la que se consume esta enorme cantidad de azúcar. Este consumo excesivo de azúcar puede causar cambios bioquímicos, más específicamente en la secreción de la hormona insulina, y puede llevar rápidamente a un aumento de peso.
Es probable que tengas diabetes: Los niveles elevados de insulina debido a la ingesta de una bebida azucarada pueden aumentar el riesgo, a largo plazo, de otras patologías tales como la diabetes de tipo 2.
Puedes desarrollar enfermedades del corazón: De acuerdo con un estudio publicado en 2007 en 'Circulation', la revista de la Asociación Americana del Corazón, los individuos que tomaban un refresco todos los días durante un período de cuatro años tienen un 25 por ciento más de probabilidades de tener altos niveles de azúcar en la sangre y un 32 por ciento más de tener bajos niveles del colesterol 'bueno'. El estudio también revela que las mujeres que bebían más de dos bebidas azucaradas al día tenían 40 por ciento más de riesgo de sufrir ataques al corazón o muerte por enfermedad cardíaca que las mujeres que rara vez bebían bebidas azucaradas.
Aumenta el riesgo de gota: La gota es una enfermedad metabólica persistente, que produce un aumento del ácido úrico circulante. Este se deposita en las articulaciones produciendo inflamación con dolor sobre todo en los pies y las piernas. Este problema se suele asociar también a la diabetes, obesidad y enfermedades renales.
Según un grupo de investigadores de Vancouver (Canadá), en la población masculina el consumo de bebidas gaseosas azucaradas aumenta el riesgo de gota ya que presentan un elevado contenido de fructosa, el único carbohidrato que incrementa los niveles de ácido úrico.
Tus huesos y dientes se debilitarán: el ácido fosfórico no permite la adecuada absorción de calcio en el organismo, provocando su debilitamiento y la posibilidad de tener fracturas, y sufrir osteoporosis. La combinación de este ácido con azúcar refinada y fructuosa dificulta la absorción de hierro, lo que puede generar anemia y mayor facilidad para contraer infecciones, principalmente en niños, ancianos y mujeres embarazadas. Además, los ácidos de estos refrescos afectarían el esmalte dental, provocando su erosión.
Varios estudios, incluyendo el estudio de 2007 publicado en la revista Circulation, sugieren que las bebidas gaseosas light tienen casi los mismos efectos en la salud como las sodas regulares, a pesar de no tener ninguno o muy poco de azúcar. ¿Por qué? Beber refrescos suele ser parte de un estilo de vida que no es muy saludable

A todos nos ha pasado ir al medico o a ver a un nutricionista, y que una de las cosas que más ataque de la forma en que nos alimentamos habitualmente sea el consumo de bebidas gaseosas, como las bebidas cola o las limonadas. 
Y también lo mismo nos suele pasar cuando visitamos a un dentista. Pareciese que todos los especialistas de la salud odian a las bebidas gaseosas y hacen grandes esfuerzos para ponernos en contra de ellas.
En realidad, para poner el párrafo anterior en un contexto un poco más real, decir que cuando consumimos bebidas gaseosas nos estamos alimentando es una gran falacia, debido a las características que hacen que estas bebidas tengan una utilidad prácticamente nula para el organismo, y sean, en realidad, bastante perjudiciales. 
Por lo tanto, no debemos creer que estos ataques de parte de médicos de todas las especializaciones son simplemente una manía sin demasiado asidero en los resultados. La verdad es que cuando un medico nos dice que le estamos haciendo daño a nuestro cuerpo, suele tener razón. Y este caso en particular no es la excepción.
También es cierto que parece que la sociedad los está empezando a derrotar, y ahora algunos médicos, resignados, aceptan que, si es inevitable que consumamos bebidas gaseosas, al menos consumamos aquellas de las variedades dietéticas, por tener estas un menor porcentaje de azúcar (edulcorante, en realidad) con lo cual se reduce en gran parte uno de los más perjudiciales lados de estas bebidas. 
No es una solución ideal, pero ciertamente parece ser lo más extremo que muchos consumidores parecen estar dispuestos a aceptar. Porque las bebidas gaseosas parecen generar adicción.

Jóvenes consumidores 
Probablemente lo más preocupante de esto no sean los valores y las cifras de consumo de las que se habla, sino otra estadística, la que nos marca cuales son las edades en que más se consume bebidas gaseosas.
Y estas estadísticas nos dicen que los mayores consumidores a nivel mundial de bebidas gaseosas son los niños y los jóvenes, y que lo son cada vez en una mayor proporción con respecto a los adultos.
Por supuesto, esto no puede sorprender a nadie, ya que con solo observar un poco podemos darnos cuenta de una serie de hechos que muestra que es lógico que sea así.
Para empezar, los chicos, cuanto más chicos (y más allá de algunas excepciones) más favorecen los sabores dulces y los productos altos en contenido de azucares. A medida que pasa el tiempo, esta tendencia se pierde y otros sabores aparecen como preferidos. Y las bebidas gaseosas son un monumento a la dulzura, con sabores que justamente agradan al paladar de los consumidores más chicos de los hogares.
Por otro lado, también es obvio que la publicidad de este tipo de bebidas no está dirigida a los adultos y mucho menos a aquellas personas de edad avanzada. 
Esto es tan obvio que muchas veces hemos escuchado a personas mayores quejarse de que les molesta el estilo que se utiliza, la forma en que la cámara se mueve o que, simplemente, no las entienden. Esto es por la utilización de códigos que comparten los jóvenes y no así la gente mayor.
Por lo tanto, parece un tanto ingenuo pensar que sea casualidad que los mayores consumidores de bebidas gaseosas sean personas por debajo de los veinte años y aún menos.
Pero nadie parece pensar cuáles son los efectos de estas bebidas en estos jóvenes, que son seres humanos en edad de crecimiento.  

Salud 
Para decirlo claramente: los efectos sobre la salud no son buenos. Como diría, con mucho saber popular, cualquier mecánico: un liquido que puede ser usado para aflojar tuercas no puede ser bueno para el organismo.
Pero más allá de esto, lo que se ha demostrado ya, muy fehacientemente, es la relación entre el consumo indiscriminado y exagerado de bebidas gaseosas y la obesidad, especialmente la obesidad infantil. Esto es algo que ya no se puede discutir más, que esta probado científicamente y a lo que deberíamos empezar a prestarle un poco más de atención. 
Obesidad Infantil y Gaseosas 
No se ha explicado totalmente cuál es la relación entre la obesidad infantil y la ingesta de gaseosas, pero ya no quedan dudas de que la relación existe y es un factor muy importante a tener en cuenta.
Hace años que se supone que el consumo de las gaseosas, que son muy ricas en azúcares y calorías, pero prácticamente no tienen ningún valor nutricional, tiene relación con la obesidad infantil. 
Pero algunos estudios recientes realizados por grupos de Harvard, han encontrado, a través de la observación de casos y grupos de estudio, gran cantidad de evidencias que confirman estas teorías. Es evidencia sólida y científica que lo demuestra.
El estudio del que estamos hablando se realizó con un grupo de niños de doce años y lo que demostró es que aquellos que consumían bebidas gaseosas en forma regular y constante tenían muchas más posibilidades de sufrir de obesidad infantil. 
No sólo eso, sino que también probó que por cada porción adicional diaria que estos niños consumían aumentaba el riesgo de sufrir de este problema en una proporción del sesenta por ciento. Por supuesto, en todos los casos se trataba de bebidas gaseosas con contenido de azúcar, no edulcorante. 
Este estudio consistió en un trabajo de seguimiento de meses y meses (diez y nueve, para ser exactos), lo cual le da mucha más credibilidad y hace que sus resultados puedan ser aceptados con mucha más confianza, que si se hubiese tratado de simplemente una prueba de un día y una encuesta para recolectar datos. 


Cuando los años pasan 
Con esta información que tenemos, entonces, solo nos queda cuestionarnos qué efectos puede tener nuestra forma de alimentarnos y, en especial, la forma en que alimentamos a nuestros hijos, en nuestro futuro.  
Parece ser que para aquellos que pasan todo el día tomando bebidas gaseosas un futuro de obesidad, huesos rotos y osteoporosis es prácticamente inevitable. Deberíamos analizar esto y actuar en consecuencia, especialmente protegiendo a nuestros hijos, ya que probablemente no lo harán por si mismos.

Alto nivel de consumo 
Las estadísticas a nivel mundial son alarmantes. Tomando el caso de los Estados Unidos (que es, sin lugar a dudas, el sitio de creación de estas bebidas y el mayor consumidor a nivel mundial de cualquier producto lleno de azúcar y burbujas) podemos ver que se calcula que aproximadamente una cuarta parte de las bebidas consumidas habitualmente por su población son bebidas gaseosas, especialmente bebidas cola.
No sólo eso, sino que las comparaciones realizadas con encuestas y estudios anteriores demuestran que los valores están en alza. Los norteamericanos cada vez consumen más bebidas de este tipo. Estamos hablando de una venta anual que ronda los 60 mil millones de litros.
Pero más allá de que los valores son mayores en este caso, siendo algo así como el caso extremo que podemos presentar, no por eso se debe pensar que la realidad es mucho mejor en el resto del mundo.
Lo cierto es que, si bien el consumo es menor, las cifras que se manejan (los porcentajes, se entiende) no son muy diferentes. A nivel mundial el consumo de bebidas gaseosas se incrementa constantemente y la venta por habitante es cada vez mayor. 
Daños a los dientes 
Pero el riesgo de obesidad infantil no es el único al que se enfrentan aquellos que consumen grandes (y no tan grandes) cantidades de bebidas gaseosas durante su juventud o incluso durante la adultez.
El otro gran riesgo es la formación de caries y el deterioro de la salud dental en general. Este riesgo está aceptado inclusive por las mismas empresas que producen bebidas gaseosas, las cuales dicen que la formación de caries es el único problema que está probado que sus productos pueden generar.  
Salud ósea 
Pero hay aún más problemas físicos que pueden relacionarse con el consumo de bebidas gaseosas.  
El efecto que se producirá en nuestros huesos, por causa de los agentes que introducimos en nuestro organismo a través de la ingesta de bebidas gaseosas, es un debilitamiento sustancial, y una pérdida importante de la masa ósea.
¿A qué se debe esto? Principalmente a que el ingrediente activo en la mayor parte de las bebidas gaseosas es un ácido conocido como fosfórico, el cual actúa sobre el calcio de los huesos. Además, el pH de estas bebidas ronda los 2,8, un pH muy ácido.
Lo ideal, en general, es que nuestra dieta no sea muy ácida, sino que tienda a una cierta alcalinización (siendo esto lo opuesto de lo ácido). Por eso, la ingestión de una bebida gaseosa es un paso en la dirección exactamente opuesta y, como tal, un ataque a nuestra propia salud.
Por otro lado, antes decíamos que el ácido fosfórico actúa sobre nuestros huesos. Con esto queremos decir, en realidad, que el ácido fosfórico funciona como disolvente adecuado para obtener el calcio de los huesos, debilitándolos y decalcificándolos.
Por otro lado, es también un factor de colaboración importante para el aumento en el riesgo y en los problemas que trae la osteoporosis, una enfermedad que se caracteriza por la disminución del espesor y del número de las trabéculas óseas, lo cual se aprecia por medio de radiografías como una mayor transparencia de los huesos, y que en última instancia consiste en una severa disminución de la densidad mineral del hueso.
Los estudios que se han realizado, especialmente en animales, demuestran que la superabundancia de ácido fosfórico puede vaciar completamente de calcio a los huesos.
Y otros estudios realizados con grupos de jóvenes demuestra también que aquellos que consumen mayor cantidad de bebidas gaseosas tienen más posibilidades de sufrir fracturas y otras situaciones similares que aquellos que consumen menos. Lo cual se debe, sin lugar a ninguna duda, a la falta de calcio y la debilidad ósea que se genera por causas de estos agentes que ya hemos estado nombrando.
Por supuesto, las compañías de gaseosas niegan totalmente esto, más allá de las pruebas existentes. Y se basan en que los estudios se han realizado sobre ratas, las cuales, por supuesto, son distintas a los seres humanos y los efectos que los productos tienen sobre ellas también son distintos. Esto es cierto, pero solo hay que ver las características propias del fósforo para comprender que es muy probable que no estén tan lejos de la verdad los que afirman que el riesgo de lesión ósea por causa de las bebidas gaseosas es cierto y debe ser tenido en cuenta, especialmente en los años de la niñez, durante los cuales se forma la estructura ósea.
Más allá de esto, las pruebas realizadas en las ratas son categóricas y no pueden ser discutidas de ninguna forma. 
El Fósforo 
El fósforo puede encontrarse en forma natural en algunos alimentos (como el pescado, por ejemplo) pero es más común que cuando aparece en algo que consumimos sea porque ha sido utilizado como aditivo en un alimento elaborado, no natural.
Más allá de que aún hay discusiones al respecto entre aquellos que se dedican a estudiarlo, lo cierto es que se supone que ayuda a la pérdida de calcio de los huesos, por ser el “solvente” más adecuado para el mismo. Actúa de la  forma que comentamos anteriormente.
Por supuesto, la pérdida de calcio en los huesos genera que estos se debiliten, volviéndose mucho más quebradizos. Cuanto menos calcio tienen los huesos disponible, más porosos se vuelven, lo cual redunda, por supuesto, en que también sean mucho más quebradizos.
En la actualidad se piensa que aun una o dos latas de gaseosa por día durante la conformación de la estructura ósea puede tener efectos muy indeseados cuando el sujeto llega a la adultez. El daño que se hace, además, durante este periodo no puede luego subsanarse.
Por supuesto, esto no quiere decir que los adultos estén a salvo. Para ellos también puede ser dañino el consumo de bebidas gaseosas en forma indiscriminada. Simplemente no son el grupo que se encuentra en mayor peligro de sufrir daños por causa de ellas. 

Ganarás peso: Según un estudio publicado en 'The Lancet' , beber este tipo de refrescos aumenta, hasta por seis, el riesgo de padecer obesidad. Los resultados indican que el índice de masa corporal (IMC) aumenta por cada ración de este tipo de bebidas que consumen los niños.
'The Journal of the American Medical Association' también publicó un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard según el cual, el excesivo consumo de bebidas gaseosas azucaradas es el causante del aumento brusco de la diabetes y la obesidad en Estados Unidos.
Este tipo de bebidas contienen una gran cantidad de carbohidratos, aproximadamente nueve cucharaditas de ázucar en cada lata de 330 ml, con el agravante de la rapidez con la que se ingiere esa dosis de glucosa. Este consumo excesivo de azúcar puede causar cambios bioquímicos, más específicamente en la secreción de la hormona insulina, y puede llevar rápidamente a un aumento de peso.
Es probable que tengas diabetes: Los niveles elevados de insulina debido a la ingesta de una bebida azucarada pueden aumentar el riesgo, a largo plazo, de otras patologías tales como la diabetes de tipo 2.
Puedes desarrollar enfermedades del corazón: De acuerdo con un estudio publicado en 2007 en 'Circulation', la revista de la Asociación Americana del Corazón, los individuos que tomaban un refresco todos los días durante un período de cuatro años tienen un  25 por ciento más de probabilidades  de tener altos niveles de azúcar en la sangre y un 32 por ciento más de tener bajos niveles del colesterol 'bueno'.  El estudio también revela que las mujeres que bebían más de dos bebidas azucaradas al día tenían 40 por ciento más de riesgo de sufrir ataques al corazón o muerte por enfermedad cardíaca que las mujeres que rara vez bebían bebidas azucaradas.
Aumenta el riesgo de gota: La gota es una enfermedad metabólica persistente, que produce un aumento del ácido úrico circulante. Este se deposita en las articulaciones produciendo inflamación con dolor sobre todo en los pies y las piernas. Este problema se suele asociar también a la diabetes, obesidad y enfermedades renales.
Según un grupo de investigadores de Vancouver (Canadá), en la población masculina el consumo de bebidas gaseosas azucaradas aumenta el riesgo de gota ya que presentan un elevado contenido de fructosa, el único carbohidrato que incrementa los niveles de ácido úrico.

Tus huesos y dientes se debilitarán: el ácido fosfórico no permite la adecuada absorción de calcio en el organismo, provocando su debilitamiento y la posibilidad de tener fracturas, y sufrir osteoporosis. La combinación de este ácido con azúcar refinada y fructuosa dificulta la absorción de hierro, lo que puede generar anemia y mayor facilidad para contraer infecciones, principalmente en niños, ancianos y mujeres embarazadas. Además, los ácidos de estos refrescos afectarían el esmalte dental, provocando su erosión.
Varios estudios, incluyendo el estudio de 2007 publicado en la revista Circulation, sugieren que las bebidas gaseosas light tienen casi los mismos efectos en la salud como las sodas regulares, a pesar de no tener ninguno o muy poco de azúcar. ¿Por qué? Beber refrescos suele ser parte de un estilo de vida que no es muy saludable.