martes, 4 de octubre de 2011

"Somos una sociedad de consumo hedonista. No comemos lo más sano, sino lo que nos gusta."

La obesidad es un problema mundial de creciente gravedad. Es una enfermedad crónica que además de llevar a un gran riesgo de desarrollar enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes y la enfermedad coronaria, con frecuencia, se asocia con sufrimiento emocional y con menores oportunidades a nivel social.
Comúnmente resulta de la acción de factores de riesgo en una persona con alguna predisposición genética. Entre estos factores están una limitada actividad física y un exceso de consumo de alimentos. A su vez esto último es producto de malos hábitos alimenticios y de factores psicológicos y culturales. En relación con los hábitos alimenticios existe una desinformación que lleva a esfuerzos inútiles y en ocasiones contraproducentes.
Hay una serie de aspectos relacionados con la modernidad que contribuyen al ascenso vertiginoso del número de personas afectadas por la obesidad. En los últimos cincuenta años se ha desarrollado toda una industria del consumo y hay una mayor disponibilidad de alimentos, especialmente de aquellos con alto contenido calórico, sumado a una disminución de la actividad física de la población. El resultado es un consumo calórico superior al gasto, hecho que causa la obesidad.
Paralelamente la cultura actual nos propone un ideal de figura corporal muy esbelta y hasta antinatural, que resulta cada vez más inalcanzable. Esta presión social y cultural hace que se incurra, para resolver el problema de la obesidad, en comportamientos dietéticos inapropiados por su intensidad o duración y que se relacionan con una mayor ingesta posterior y por consiguiente con la recuperación rápida del peso perdido, en un ciclo interminable y desgastante.
Permanentemente se nos bombardea con programas que proponen resultados rápidos y con poco esfuerzo. Muchos conocemos que dichos resultados, en el mejor de los casos, son una pérdida de peso muy transitoria y la sensación posterior de frustración y fracaso.
Como veremos a continuación, la obesidad es un problema complejo que amerita un manejo integral que considere aspectos educativos, médicos, nutricionales y psicológicos.
El tratamiento serio y exitoso a largo plazo es aquél que permite al paciente desarrollar cambios de comportamiento permanentes que incluyan las difíciles tareas de limitar el consumo calórico y aumentar la actividad física, y la aceptación de que no hay solución fácil.
Dr: Mario Carleo